Breve historia del anarquismo cántabro
Raúl de Santiago López
“Viva la anarquía, no más el yugo sufrir”,
himno anarquista
“El
cántabro, no enseñado a llevar nuestro yugo”, Horacio
En los últimos años han aparecido interesantes trabajos sobre la historia política de Cantabria en el pasado siglo. Pero destaca la ausencia de estudios
sobre la organización que más afiliados llegó a tener en todo el Estado: la
CNT. La Historia tradicional de Cantabria ha contribuido a asentar la idea de
una "región" claramente conservadora
(al fin y al cabo, fue de las pocas circunscripciones en que ganó la derecha en
1936) en la que, a priori, no cabría hablar de una historia destacable de las
organizaciones revolucionarias, y menos aún de las anarquistas. Sin embargo, la
historia real es bien distinta, y pese a que es verdad que en Cantabria las
ideas libertarias nunca llegaron a tener la implantación de otras zonas como
Cataluña o Andalucía, los anarquistas jugaron un papel muy importante en la vida política y social de la entonces llamada provincia de Santander. La
Historia del anarquismo montañés está plagada de gestas, violencia, disputas,
grandes hombres (y mujeres), y sobre todo, de una incasable lucha por la
libertad del hombre.
Orígenes del anarquismo en Cantabria
La primera aparición del anarquismo en
Cantabria tiene lugar en Santander en los años 70 del siglo XIX, en tiempos de
la I Internacional, con el nacimiento de la Federación Local, creada bajo
influencia de ideas federalistas y bakuninistas. No obstante, esta agrupación
acabará por convertirse en una organización de corte socialista, debido a la
influencia de la UGT[1].
La presencia del anarquismo en la
ciudad sería insignificante hasta finales de siglo, cuando surgió un movimiento
libertario ligado a la facción más radical del Partido Federal. En 1902 se
fundó el seminario Adelante en
Santander[2].
Bajo el lema “Solidaridad y ciencia”, estuvo dedicado fundamentalmente a la
difusión de las ideas anarquistas y a la divulgación científica de marcado
carácter antiteísta[3].
Adelante estuvo administrado durante
su año de duración por Emilio Carral. Sobre este último cabe destacar que fue
una figura de gran importancia en la ciudad, no sólo dentro del movimiento
anarquista. Aparte de su labor periodística, participó en la fundación del
Ateneo Popular de Santander, de los bomberos voluntarios, de la escuela laica,
y de los coros montañeses “El sabor de la tierruca”[4].
También se especula con que pudo haber sido él el creador de la famosa canción La fuente de cacho[5].
Imagen de Emilio Carral, líder del anarquismo santanderino
Es en este momento cuando comienzan
a aparecer grupos anarquistas que desafían el liderazgo socialista de la
Federación Local, criticando el centralismo ugetista y la rigidez de sus
métodos, al tiempo que se lanzan varias alabanzas a las acciones violentas de
la propaganda por el hecho. De este modo dio comienzo una lucha por el control
de la Federación, con numerosas publicaciones que sirvieron para un fuego
cruzado entre ambos grupos[6].
Una carta escrita por Pablo
Iglesias en 1903 y dirigida a Isidoro Acebedo, presidente de la agrupación
socialista montañesa, da muestra de la importancia y repercusión que tuvo el
enfrentamiento entre socialistas y anarquistas en Cantabria. “Ya sé que tienen
ahí mucho jaleo con ácratas y republicanos, gente que en nada repara con tal de
causarnos daño, y que precisan mucho valerse de todos los elementos para
hacerles frente”. Que el padre del socialismo español tuviera conocimiento y se
preocupara por las acciones de los anarquistas cántabros confirma que el
movimiento había alcanzado ya una fuerza considerable[7].
Respecto a Isidoro Acebedo, que
pasó a la Historia como uno de los fundadores del Partido Comunista de España,
cabe destacar el debate que mantuvo con el ya mencionado Emilio Carral el 8 de
diciembre de 1902. Al debate, que fue resultado de un reto lanzado por parte de
los anarquistas al grupo socialista, acudieron más de 3.000 personas y duró
unas 5 horas. Se acordó el nombramiento de dos presidencias, de tal modo que
cuando hablase el anarquista presidiese un socialista y cuando hablase el socialista
presidiese un anarquista, y se decretó la prohibición de aplaudir, entre otras
normas. Tanto Emilio Carral como Isidoro Acebedo fueron elegidos por votación
entre los suyos para defender sus posturas. Al término de la pugna verbal los
socialistas se consideraron justos vencedores, tal como atestigua un comentario
de Pablo Iglesias, que escribía a Acebedo: “te felicito por el triunfo que has
alcanzado en la controversia, que es tuyo y de la causa socialista”[8].
Por desgracia, no contamos con testimonios del lado anarquista sobre el
resultado del debate.
Pero no todo fueron disputas. A
comienzos del siglo XX, socialistas y anarquistas se lanzaron al proyecto de
crear una escuela laica y racionalista, alejada de los centros de enseñanza
religiosos que existían en aquel momento. El resultado fue el establecimiento
en 1903 del Centro de Enseñanza Integral y Laica de Santander, la tercera
escuela laica que hubo en Cantabria. El Centro se destacaba por su
anticlericalismo, y en 1908 contaba con 330 niños y 70 niñas repartidos en 3
escuelas[9].
Tras un periodo de relativa paz
en seno del movimiento obrero cántabro, que siguió estando dominado por la
facción ugetista, volvieron a surgir divisiones a partir del retroceso de las
condiciones laborales y de vida provocado por la Primera Guerra Mundial, dando
pie a un nuevo enfrentamiento entre anarquistas y socialistas que se mantendrá
vivo hasta el periodo de la Segunda República[10].
En 1919 la influencia anarquista
en la Federación provocó un cambio en la estrategia a seguir, con un gran
aumento en el número de huelgas convocadas, a las que los dirigentes
socialistas denominaban despectivamente como “huelgas locas”, que vinieron
acompañadas una violencia hasta entonces desconocida en la ciudad. Esta
tendencia volvió a poner sobre la mesa el conflicto entre socialistas y
anarquistas, ante la falta de definición ideológica de la Federación. En un
congreso extraordinario en 1920 la facción anarquista logró que se aboliese la
obligación de pertenecer a la UGT y que se prohibiese la presencia de
organismos políticos o religiosos, lo que en la práctica suponía la expulsión
de la Agrupación Socialista. El punto culminante se produciría con la huelga de
la Compañía Transatlántica, debido a la negativa de los ugetistas a apoyar unas
medidas de presión que consideraban abocadas al fracaso. El resultado final fue
el abandono por parte de estos de la Federación local, y la creación de la
Federación Obrera Montañesa (FOM), vinculado a la UGT[11].
De esta manera la Federación local de Santander quedaba en manos de los
anarquistas, y el 2 de junio de 1922 decidía integrarse en la CNT, gracias
principalmente a los votos del sector de la construcción[12].
De la dictadura a la Segunda República
Durante la dictadura de Primo de
Rivera, al igual que en el resto del Estado, los socialistas siguieron una
política de colaboración con el régimen mientras los anarquistas sufrían una
dura represión. En este contexto, la FOM ofreció a la Federación Local la
participación en los comités paritarios de obreros y patronos que había
impuesto el gobierno, pero los anarquistas se negaron aduciendo que eso iba en
contra de sus principios de acción directa y de no participación en órganos de
intermediación política[13].
Tras la aparente inoperancia
anarquista durante la dictadura, el sindicato reapareció en Cantabria pocos
días después de la caída de Primo de Rivera, publicando un comunicado oficial
en el periódico La región, en el cual
se pedía recuperar la legalidad de la constitución de 1876[14].
Poco antes de las elecciones
municipales del 1931, la Federación Local de Santander participó junto a otras
fuerzas de izquierdas, como el FOM o los partidos republicanos, en las
multitudinarias manifestaciones contra la monarquía que se dieron en Santander[15].
En esta época el movimiento
anarquista cántabro estaba limitado casi en exclusiva al área de la capital. Según
los datos recogidos en el congreso nacional de la CNT en 1931, en este año
había nueve sindicatos cántabros adheridos a la CNT, todos ellos de Santander,
con un total de 893 afiliados. Para 1936,
el número de sindicatos ya era de 10 (ocho de Santander, uno de Reinosa,
y otro de Mataporquera), para un total de 2.384 afiliados, la mayor parte del
sector de la construcción[16].
Tras el triunfo del Frente
Popular en febrero del 36, se produjo una importante expansión geográfica y
organizativa, que permitió la presencia del sindicato en territorios y áreas
profesionales donde hasta entonces no había tenido, a pesar de lo cual el
anarquismo cántabro nunca pudo competir en el ámbito sindical con su rival
socialista, la UGT. Concretamente se dio la aparición de por lo menos 22
sindicatos, la mayoría de ellos en la capital, pero también en Reinosa (con dos
sindicatos) Santoña, Laredo, Cabezón de la Sal, y Mataporquera[17].
Es posible que esta escasa
implantación tuviera su causa en el mantenimiento de unos postulados
fuertemente revolucionarios, lo que se puede apreciar en las aportaciones de
los delegados cántabros en los congresos nacionales de la CNT. Julián Roig,
representante del Sindicato de la Construcción de Santander en 1931, emitió un
voto negativo a la propuesta de creación de Federaciones de industria, pues
consideraba que el sindicato debía mantener su estrategia basada en la
existencia de sindicatos, federaciones locales, confederaciones regionales y la
propia CNT. La postura de Roig le hizo destacar como uno de los más fervientes
defensores de esta postura en todo el Estado, apostando por un sistema de
organización marcadamente local y autónomo[18].
En cuanto a la relación de la CNT
con otras fuerzas de carácter obrerista, se siguió en gran medida una línea de
acción más pragmática, estrechando relaciones con la FOM, con la que se alcanzó
un acuerdo de colaboración que duraría hasta la Guerra Civil[19].
Por otra parte, las organizaciones anarquistas decidieron no incorporarse al
Frente Antifascista que había propulsado el PCE en Cantabria[20].
Durante los tiempos de la Segunda
República la Federación participó en numerosas manifestaciones y huelgas, como
la del 9 de mayo de 1933, en la que los piquetes obligaron a muchos
trabajadores a secundarla, y que concluyó con la detención de varios dirigentes
del sindicato[21].
Ese mismo año, ante las constantes acciones llevadas a cabo por los anarquistas
a causa de la mala situación económica, se cerró la sede de la Federación
Local, se clausuró el diario La lucha,
y se detuvo a muchos sindicalistas de forma “preventiva”[22].
En 1932 fueron detenidos en Santander tres anarquistas que portaban bombas de
mano, que supuestamente iban a utilizar para una insurrección en la ciudad,
detonando edificios públicos desocupados[23].
También destacaba la presencia de
militantes libertarios en importantes periódicos como La Región o La voz de
Cantabria. En el primero de ellos trabajaba como corresponsal Fernando
Gómez Peláez, quien dirigió varias publicaciones anarquistas a lo largo de su
vida, y publicó artículos tanto en periódicos del exilio como franceses, además
de ser amigo de importantes intelectuales y artistas como Picasso y Albert
Camus[24].
En esta época hay que señalar la
aparición de organizaciones anarquistas que van más allá de la acción sindical.
Estas son la Federación Anarquista Ibérica (FAI), fundada en 1927 y que contaba
en Cantabria con poco más de 100 militantes en febrero de 1936, y las
Juventudes Libertarias, que tampoco tuvieron una gran afiliación, si bien
probablemente contaría con varios centenares de miembros[25].
Además, ante la aparición de sindicatos en nuevas zonas, se forma la Federación
Comarcal Montañesa como agrupación de la CNT en Cantabria.
La CNT ante la guerra
El estallido de la Guerra Civil española en julio de 1936 supone un cambio radical de la situación del sindicato anarquista. Inmediatamente
después de conocer la insurrección armada contra la República, la Federación
Local de Sindicatos pasó a jugar un papel importante, integrándose junto a la
FOM a efectos prácticos en el Frente Popular de forma permanente el mismo 17 de
julio[26].
Tras el fracaso del golpe de
Estado en la provincia de Santander, las autoridades republicanas aprobaron la
creación del Comité Ejecutivo del Frente Popular, un organismo creado con la
intención de coordinar el resto de comités locales. El Comité contó con la
participación de todas las fuerzas de izquierdas, incluida la CNT a través de
Teodoro Quijano Arbizu[27].
Esta colaboración de la CNT con las fuerzas del Frente Popular resultaría
premonitoria de la posterior entrada de ministros anarquistas en el gobierno de
Largo Caballero.
Cartel de propaganda realizado por la CNT del norte al comienzo de la guerra
Más tarde se estableció la Junta
de Defensa de la Provincia de Santander, en la cual los anarquistas ocuparon
dos direcciones generales de las 13 que había (una para la CNT y otra para la
FAI)[28].
Teodoro Quijano ocuparía la Dirección General de Justicia por la FAI, siendo el
encargado de coordinar los informes de “enemigos políticos” para garantizar su
ingreso en prisión, eliminando así la autoridad en este campo de las milicias[29].
Jenaro de la Colina ocupó la Dirección General de Instrucción Pública, lo que
le llevó a estar a cargo de la enseñanza en todos los niveles y de la
conservación del patrimonio de toda la provincia[30]. Este
último, destacado militante local, también formó parte del Comité de Guerra[31], y
ocupó brevemente una concejalía en el ayuntamiento de Santander[32].
Respecto al ayuntamiento de la
capital, los anarquistas ocuparon 6 concejalías, pero lo realmente importante
es que Consuelo Traba, en representación de la CNT, se convirtió en la primera
mujer en entrar en el ayuntamiento de Santander. Además, el sindicato
anarquista llegó a hacerse con el control de una alcaldía en Cantabria, la de
Argoños[33].
Pero el organismo político más
importante (y el que más problemas trajo) fue el Consejo Interprovincial de
Santander-Palencia-Burgos, en el que la presencia anarquista fue mayor. Vicente
del Solar (CNT) ocupó la vicesecretaría segunda y la consejería de crédito
popular, Timoteo Chapero (CNT) ocupó la consejería de sanidad e higiene, y
Teodoro Quijano (FAI) ocupó la consejería de propaganda[34].
Durante el transcurso de la
guerra se hicieron patentes las diferencias existentes entre la CNT-FAI y el
resto del Frente Popular en torno a la organización de los órganos de
dirección. Los mayores problemas se dieron a cuenta de la instauración de este
Consejo Interprovincial de Santander-Palencia-Burgos, puesto que la central
anarquista defendió en todo momento un organismo fundamentalmente sindical, con
un reparto de puestos equitativo entre los dos grandes sindicatos (CNT y UGT).
Sin embargo, el resto de fuerzas se negaron en todo momento a esta opción,
apostando por un reparto proporcional a la fuerza de cada una de las
agrupaciones (tanto partidos como sindicatos). Esto llevó a los anarquistas a
romper negociaciones, retrasando el acuerdo definitivo y la puesta en marcha
del Consejo[35].
Finalmente se vieron obligados a recular y aceptar el acuerdo, aunque pronto
volvieron a enfrentarse al resto de fuerzas al plantear la necesidad de
aumentar las competencias que el gobierno central había dado al Consejo[36].
Tras un tiempo de relativa calma,
estas diferencias se recrudecieron como consecuencia de la caída de Vizcaya. A
partir de entonces los anarquistas trataron de que se aprobase un plan de cinco
propuestas para organizar la resistencia, pero estas cayeron en saco roto de
forma constante y unánime. El continuo rechazo hacia los anarquistas por parte
de sus compañeros de gobierno acabó propiciando la salida de estos del Frente
Popular, si bien esto no significó que abandonasen sus puestos en el Consejo
Interprovincial[37].
En general, las acciones de los anarquistas dificultaron enormemente la
gobernabilidad, provocando una inestabilidad que contribuiría en buena medida a
la derrota republicana en Cantabria.
Cartel propagandístico realizado por la UGT y la CNT de Cantabria para silenciar las disputas
Otro aspecto que llevó a los
anarquistas enfrentarse al gobierno de Olazarán, el líder socialista, fue la
exigencia de un mayor número de colectivizaciones[38].
Pese a que en Cantabria estas no destacaron por su proliferación, sí que hubo
una serie de ellas, como el establecimiento de un taller colectivo en
Santander, o la colectivización de la industria del calzado de Torrelavega y
Santander. Pero las experiencias más importantes tuvieron lugar en el ámbito
pesquero. En Laredo se colectivizó toda esta industria, de tal modo que,
después de deducir los gastos, un 45%
de la producción se destinaba a mejorar
la industria, y el resto se repartía de forma igualitaria entre los
trabajadores[39].
A pesar de la escasa militancia
libertaria en Cantabria, al comienzo de la contienda los anarquistas formaron
dos batallones de 600 hombres cada uno, que se dirigieron al escudo con
intención de detener a las fuerzas golpistas. Uno de estos fue el batallón Libertad, que combatió en La Lora contra
la columna Sagardía[40].
En noviembre de 1936, dentro de
la reorganización militar que se llevó a cabo en toda la zona republicana, estos
batallones se integraron en las brigadas mixtas. Las brigadas 12 y 13 estuvieron
comandadas por cenetistas, la primera por Paco Fervenza y la segunda por
Eduardo Camons[41].
Paco Fervenza destacó
especialmente como líder militar, luchando después de la caída de Santander en la
batalla de Aragón, bajo las órdenes del general Vicente Rojo. Nada más
conocerse el golpe de Estado, Paco participó activamente en varios
enfrentamientos con la guardia civil, destacando el culatazo que asestó con su
naranjero a Justo Sanjurjo, hijo del general. En Reinosa, después de una
matanza de guardias civiles, Fervenza logró salvar la vida de los cinco que
permanecían en el cuartel, arriesgando su vida al ponerse frente a la
muchedumbre[42].
Los anarquistas cántabros, al
igual que las demás fuerzas políticas, dedicaron parte de sus esfuerzos a la
publicación de un periódico propio que sirviese como medio de propaganda, tan
necesario en tiempos de guerra. Tras el rechazo de los socialistas a la idea de
sacar una publicación conjunta, se dieron algunas tentativas propias. En
febrero de 1937 las juventudes libertarias sacaban el seminario adelante!, que contó con la colaboración
de importantes anarquistas como Urano Macho o Jenaro de la Colina, e incluso
tenía como colaborador al escritor Manuel Llano[43].
Portada del primer número de adelante!
Es forzoso mencionar también el
papel jugado por la CNT y los anarquistas en la represión que se desató en la
Cantabria republicana al comienzo de la guerra. Entre los episodios más oscuros
destaca un tal Ángel, conocido como “El Neno”, quien salió de la cárcel (en la
que estaba por el asesinato de un hombre al que robó la cartera) al estallar la
contienda, y se convirtió en jefe del comité de la CNT en Cabezón de la Sal.
Con él se desató una gran represión, ejecutando gente bajo la acusación de no
colaborar con la causa antifascista, y aceptando dinero para pasar a otros a la
zona sublevada. Un miliciano asturiano, conocedor de sus actos, acabó con la
vida de “El Neno” poco antes de la llegada de los franquistas[44].
Otro anarquista, el “Rojo de la mata”, miembro de la CNT de San Vicente de la
Barquera, realizó numerosos “paseos” a derechistas, pensando que tras la guerra
no le pasaría nada a causa de los carnets de la CNT que suministró a la gente
rica de la zona. Sin embargo tras la llegada de los sublevados fue capturado,
apalizado y fusilado[45].
Hubo también una implicación directa de varios militantes anarquistas en la
matanza del buque prisión Alfonso Pérez,
en la murieron entre 163 y 179 presos[46].
Teodoro Quijano, director general de justicia, estuvo presente durante los
hechos sin realizar intentos de evitarlos[47].
Además de todo esto, fueron numerosas durante toda la contienda las acusaciones
lanzadas contra los anarquistas de estar detrás de las acciones de los llamados
“incontrolados”. No obstante, también está documentada la intención de la CNT
de acabar con estos sucesos mediante la expulsión de los milicianos implicados[48].
Barco-prisión Alfonso Pérez, donde perdieron la vida más de cien presos
La guerra sirvió para que muchas
organizaciones, con especial relevancia del PCE, crecieran significativamente.
En el caso de la CNT, los números de afiliación en la Federación Comarcal
Montañesa eran en febrero de 1937 de 19.845 afiliados[49],
si bien es necesario tener en cuenta que poco antes, el 2 enero, UGT y CNT
llegaron a un acuerdo para establecer la obligatoriedad de la afiliación
sindical[50].
Respecto a la distribución geográfica de esta afiliación, hay que decir que la
inmensa mayoría sigue estando en Santander. El sindicato consiguió también una
destacable presencia en la zona lebaniega, en Cabuérniga y en la zona sur, si
bien fue incapaz de establecer organizaciones en zonas a priori propicias como
lo centros mineros de Reocín o Penagos, o el área industrial de Corrales de
Buelna. Destaca también la ausencia de implantación anarquista en la mayor
parte de los valles pasiegos[51].
En 1937, ante el predominio urbano de los anarquistas, apareció la Federación
Regional de Campesinos, dirigida por Manuel Casuso, que llegó a contar con 83 sindicatos y 5.000
afiliados[52].
Posguerra y declive
Tras el fin de Guerra Civil tuvo lugar
la represión franquista, y la CNT fue de las organizaciones que más la sufrió. En algunos casos la represión fue dirigida contra los responsables de crímenes durante la primera fase de la guerra, pero también se desató un periodo de terror indiscriminado contra todo aquel que se hubiese opuesto a la sublevación. Eugenio Ortega, comandante de un batallón cenetista, fue condenado a muerte
acusado de provocar el incendio de Potes, a pesar de que ya había una persona
condenada por ello (y habría bastantes más después)[54]. Otro
militante, Manuel Caballero, fue fusilado por su presunta participación en una
checa (algo difícilmente cierto) después de ser sometido a largas torturas[55].María Infante, maestra en Beranga, fue condenada a 12 años de inhabilitación bajo la acusación de ser anarquista[53]. También debió haber muchos militantes libertarios entre los internados en los campos de concentración, como el de la Magdalena o el de los campos de Sport del Sardinero , y posteriormente en las cárceles franquistas.
Tras la caída de Santander, los
integrantes del batallón Libertad
continuaron luchando junto a fuerzas asturianas en los Picos de Europa,
enfrentándose entre otros a la Legión Cóndor. Tras su derrota definitiva
regresaron a Cantabria, siendo muchos capturados y ejecutados. Algunos trataron
de volver a su vida normal, entre ellos José Lavín Cobo, más conocido como Pin el
cariñoso. Tras ser capturado por la guardia civil y llevado al local de Falange
en Liérganes, Pin logró fugarse y se echó al monte. Allí organizó un grupo de
guerrilleros que se enfrentaron activamente a la dictadura, la mayoría
compañeros de la CNT. Este personaje, cubierto en gran medida por el mito,
aunque desgraciadamente poco conocido en la actualidad, participó en numerosas
acciones contra el régimen franquista hasta que fue finalmente asesinado en la
calle Santa Lucía de Santander por un grupo guardias civiles en 1941[56].
Tumba de Pin el cariñoso y otros tres compañeros en Ciriego
Muchos militantes marcharon al exilio, mientras la CNT en el interior, tras su ilegalización, fue perdiendo toda la fuerza que había llegado a tener. En los años 60 y 70 se da una cierta reconstrucción, de forma que tras la legalización de la CNT
durante la llamada Transición, el sindicato contaba en Cantabria con
federaciones locales y grupos importantes no federados en varios lugares. También se
sacaba el periódico “Construcción”, perteneciente al sindicato[57]. La
Historia de la CNT cántabra a partir de entonces, al igual que en el conjunto
del estado, destaca por la escasa relevancia del sindicato, que nunca pudo recuperar la
fuerza que había llegado a tener en los años 30.
[1]
BARRÓN, José Ignacio. Historia del
socialismo en Cantabria (Los
orígenes, 1887-1905), Partido Socialista de Cantabria, Santander, 1987, p.170
[2]
DE LA CUEVA MERINO, Julio. Clericales y
anticlericales. El conflicto entre confesionalidad y secularización en
Cantabria (1875-1923), Universidad de Cantabria, Santander, 1994, pp.
178-179
[3]
MADRID SANTOS, Francisco. La prensa
anarquista y anarcosindicalista en España desde la I Internacional hasta el
final de la Guerra Civil, Universidad de Barcelona, Barcelona, 1989, p.189
[4] Escritores cántabros.com. Carral Arce, Emilio. Disponible
en:
[6]
BARRÓN, José Ignacio. Historia del
socialismo en Cantabria… op cit., 1987, pp. 171-174
[7]
Ibídem, p.239
[8]
Ibídem, pp. 227-228
[9]
DE LA CUEVA MERINO, Julio. Clericales y
anticlericales… op cit., pp. 254-255
[10]
REVUELTA PÉREZ, Ángel. La reconversión
industrial en Cantabria y su reflejo en la evolución electoral de la izquierda,
Universidad de Cantabria, Santander, 2013,
pp. 50-51
[11]
GUTIERREZ LÁZARO, Cecilia y SANTOVEÑA SETIÉN, Antonio. UGT en Cantabria (1888-1937), Universidad de Cantabria, Santander,
2000, pp.143-148
[12]
Ibídem, p.151
[13]
Ibídem, p.168
[14]
OBREGÓN GÓMEZ, Javier. Santander, 1931.
De la dictadura a la república, Institución cultural de Cantabria,
Santander, 1978, pp. 63-64
[15]
Ibídem, p.144
[16]
SOLLA GUTIERREZ, Miguel Ángel. La
sublevación frustrada. Los inicios de la Guerra Civil en Cantabria,
Universidad de Cantabria, Santander, 2005, pp. 61-62
[17]
Ibídem, p.62
[18]
BARRIO ALONSO, Ángeles. Anarquismo en
Asturias 1890-1936, Universidad de Cantabria, Santander, 1986, p. 412
[19]
SOLLA GUTIERREZ, Miguel Ángel. La
sublevación frustrada… op cit., p.63
[20]
PUENTE FERNÁNDEZ, José Manuel. El guardián
de la revolución. Historia del Partido Comunista en Cantabria (1921-1937),
Librucos, Santander, 2015, pp. 125-126
[21]
GUTIERREZ LÁZARO, Cecilia y SANTOVEÑA SETIÉN, Antonio. UGT en Cantabria… op cit., p.211
[22]
Ibídem, p.213
[23]
GUDÍN DE LAMA, Enrique y GUTIERREZ FLORES, Jesús. “Cuatro derroteros militares de la guerra civil en Cantabria” en Monte Buciero Nº11, 2005, p.208
[24]
GUTIERREZ GOÑI, Jesús Francisco y SOLLA GUTIERREZ, Miguel Ángel. La prensa de Cantabria durante la Guerra
Civil, Asociación de la prensa de Cantabria, Santander, 2010, p. 38
[25]
SOLLA GUTIERREZ, Miguel Ángel. La
república sitiada. Trece meses de Guerra Civil en Cantabria (julio de
1936-agosto de 1937), Universidad de Cantabria, Santander, 2010, p.136
[26]
SOLLA GUTIERREZ, Miguel Ángel. La
sublevación frustrada… op cit., p.92
[27]
Ibídem, p.126
[28]
SOLLA GUTIERREZ, Miguel Ángel. Una efímera
autonomía (El consejo interprovincial de Santander, Palencia y Burgos),
Centro de Estudios Montañeses, Santander, 2011, p.21
[29]
GUTIERREZ FLORES, Jesús. Guerra Civil en
Cantabria y pueblos de Castilla, Libros en red, 2006, p.35
[30] CNT Puerto Real. Jenaro de la Colina Blanco: Propagandista
anarquista. Disponible en: http://puertoreal.cnt.es/bilbiografias-anarquistas/4542-jenaro-de-la-colina-blanco-propagandista-anarquista.html
[31]
SOLLA GUTIERREZ, Miguel Ángel. La
sublevación frustrada… cop cit., p. 197
[32]
SOLLA GUTIERREZ, Miguel Ángel. Una efímera
autonomía… op cit., p.87
[33]
Ibídem, pp.87-88
[34]
Ibídem, pp.49-52
[35]Ibídem,
pp.31-48
[36]
Ibídem, pp.65-67
[37]
SOLLA GUTIERREZ, Miguel Ángel. La
república sitiada… op cit., pp.305-307
[38]
SOLLA GUTIERREZ, Miguel Ángel. La
sublevación frustrada… op cit., p.159
[39]
SOLLA GUTIERREZ, Miguel Ángel. La
república sitiada… op cit., pp.42-41
[40]
GUTIERREZ FLORES, Jesús. Guerra Civil en
Cantabria y pueblos de Castilla… op cit., p.332
[41]
GUDÍN DE LAMA, Enrique y GUTIERREZ FLORES, Jesús. “Cuatro derroteros militares… op cit., p.57
[42]
Ibídem, pp.210-212
[43]
GUTIERREZ GOÑI, Jesús Francisco y SOLLA GUTIERREZ, Miguel Ángel. La prensa de Cantabria… op cit., pp.70-73
[44]
GUTIERREZ FLORES, Jesús. Guerra Civil en
Cantabria y pueblos de Castilla… op cit., pp.36-37
[45]
Ibídem, p.484
[46]
PUENTE FERNÁNDEZ, José Manuel. Una ciudad
bajo las bombas. Bombardeos y refugios antiaéreos en el Santander republicano
(julio1936-agosto 1937), Librucos, Santander, 2011, pp.144-150
[47]
Ibídem, 154
[48]
SOLLA GUTIERREZ, Miguel Ángel. La
república sitiada… op cit., p.134
[49]
Ibídem, pp. 131-132
[50]
GUTIERREZ FLORES, Jesús. Guerra Civil en
Cantabria y pueblos de Castilla… op cit., p.73
[51]
SOLLA GUTIERREZ, Miguel Ángel. La
república sitiada… op cit., pp.132-133
[52]
GUTIERREZ GOÑI, Jesús Francisco y SOLLA GUTIERREZ, Miguel Ángel. La prensa de Cantabria… op cit., p.75
[53]
GUDÍN DE LA LAMA, Enrique. “Maestros cántabros en la Guerra Civil: La represión
en cascada” en Cabás Nº9, 2013, p.11
[54]
GUTIERREZ FLORES, Jesús. Guerra Civil en
Cantabria y pueblos de Castilla… op cit., p.164
[55]
Ibídem, p.225
[56]
MANRIQUE GARRIDO, Fidel. “Guerrilleros libertarios en Cantabria” en Periódico CNT, Nº 273, 2001
[57]
VADILLO MUÑOZ, Julián. “El anarquismo y el anarcosindicalismo en la España de
la transición” en La transición a la
democracia en España, Asociación de amigos del archivo histórico
provincial, Guadalajara, 2004, p.6
Gran trabajo por poner un luz un tema que no se sabe mucho y esperamos nuevas entradas para seguir descubriendo más de este mundo.
ResponderEliminarGracias por el comentario. No se si habrá más entradas, pero ya se verá.
EliminarBuen artículo, agradable de leer. Es de agradecer que se presenten tanto la labor postiiva de la CNT como su papel en la derrota de Cantabria en la Guerra Civil.
ResponderEliminarMe sorprende la escasa implantación de la CNT en Torrelavega durante la Segunda República, teniendo en cuenta la enorme cantidad de obreros (en Solvay, Armando Álvarez, Forjas de Viérnoles, Caminos de Hierro del Norte, Soldevilla, AZSA, la mencionada industria del calzado, la Lechera, Azucarera Española, etc).
Como crítica, tal vez podrías haber hablado algo de la fallida revolución de 1934 en Cantabria, así como del papel de la mujer.
Gracias por tu comentario. En Torrelavega la Federación Local sí tenía bastante fuerza,pero tras la separación entre anarquistas y socialistas la afiliación cayó en picado y se pasaron casi todos a la Federación Obrera Montañesa. Desconozco, eso sí, si ésto fue por razones ideológicas u organizativas, aunque me inclinaría por lo segundo.
EliminarSobre el papel de las mujeres sí me habría gustado escribir más, pero realmente no había mucha información. Respecto a la revolución de 1934 en Cantabria el problema es que sí había información, pero poco o nada referente al papel de la CNT.
Hola Raúl. Podrías escribirnos a este correo? Estamos iniciando un proyecto relacionado con los temas que aqui tratas y queríamos preguntarte alguna cosa. SI nos escribes, será un placer poder preguntarte.
EliminarUN saludo!
B